domingo, 10 de mayo de 2009

Deberias abrazarme cuando no quede nada



No me llores
que a mis ojos ya no les queda ni una lágrima
y también deberías considerar que las tuyas son de agua y sal
pero las mias fueron tantas que llegaron a sangrar
Nunca me miraste con piedad,
disculpame pero te tratare igual.
Es mi decisión, ya la tome y si no te lo consulte
fue porque mi opinión nunca contó para ti
entonces ¿debería yo pensar en ti?
Igual no valdrá la pena
gritar, luchar, pelear.
Lo que ha de ser así sera.
¿y las heridas?
de seguro la sangre inocente derramada las sanara.
Solo procura no lastimarme a mi,
porque los dioses no sangran
y esa seria la forma incorrecta de proceder.
Mamá.


2/ 4/ 07